La fotografía aérea ha experimentado un cambio brutal con la utilización de los drones.
El boom de estos dispositivos no tripulados, controlados por radiofrecuencia, no sólo ofrece imágenes desconocidas hasta la fecha. También agiliza y abarata ciertos trabajos en publicidad.
No hace tantos años, por ejemplo, dependíamos de los vuelos y archivos fotográficos de pilotos y empresas aéreas. Éstas mandaban un aviso con los días de salida y les encargábamos fotos que utilizábamos después en proyectos inmobiliarios.
Con el empleo de drones, en cambio, se pueden encargar o realizar directamente trabajos concretos, y disponer de nuevas y espectaculares perspectivas.
La fotografía aérea con drones ha llegado a tal punto que incluso cuenta con su propia red social: Dronestagram. En ella, aficionados y profesionales pueden compartir, explorar, comentar y calificar imágenes y vídeos tomados con drones.
Conducir un drone
No obstante, esto no significa que cualquiera pueda sacar este tipo de fotos.
En primer lugar, los drones no son ‘juguetes teledirigidos’. Para pilotar uno cuyo peso al despegar no supere los 25 kg hay que tener un certificado, entre otros requisitos.
Además, no está permitido su uso en ciudades o sobre aglomeraciones de personas al aire libre. No se pueden utilizar de noche. Y deben mantener una distancia mínima de 8 km de un aeropuerto.
En la web de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea puedes encontrar más información sobre requisitos y seguridad. Te recomendamos consultar la sección Preguntas Frecuentes si quieres utilizar un dispositivo de estos en tu trabajo como fotógrafo. Te aclaran, por ejemplo, si puedes filmar una boda con un dron.
En segundo lugar, no todos los drones sirven para la fotografía aérea. Y la calidad de las imágenes varía en función del precio. No obstante, los costes han bajado. Hacerse con un buen dispositivo como parte del equipo profesional es relativamente asequible.
Asimismo, ya no hace falta tener conocimientos –o amigos mañosos- sobre electricidad, soldadura, radiocontrol… para montar una cámara en la nave. Puedes adquirir un equipo RTF (ready to fly) con todo en uno.
Mejorar la fotografía aérea
La tercera cuestión a tener en cuenta es que la fotografía aérea es, sobre todo, fotografía. Hay que ser capaces de componer y encuadrar sobre la marcha, a la vez que manejamos la aeronave de forma tranquila y fluida.
Todo ello, priorizando la seguridad y con un ojo puesto en la batería.
Conseguirlo requiere práctica y una buena planificación. A continuación te dejamos algunos consejos que pueden ayudarte.
- Como ocurre en exteriores, la posición del sol tiene una gran importancia porque debemos evitar sobreexposiciones y sombras.
- Esto se agudiza en la fotografía aérea, porque los drones proyectan su propia sombra. Puedes utilizar aplicaciones como Sunsurveyor o Suntrajectory para planificar la sesión.
- La climatología es otro problema. No se puede volar un dron con lluvia –cualquier cruce eléctrico puede provocar un accidente- ni con mucho viento. Y la niebla y brumas limitan el campo visual. Consultar las previsiones en Aemet o mediante un app es fundamental.
- Ya hemos mencionado que en estos casos se trabaja controlando el nivel de las baterías. Para no agotarlas, es preciso visualizar mental y previamente la imagen que deseamos obtener. Así evitaremos vuelos largos e innecesarios.
Y recuerda que la mejor fotografía aérea no siempre es la más arriesgada, ni la realizada a mayor altura. Tener ojo fotográfico sigue siendo lo más importante.