El wayfinding es fundamental en el diseño de los espacios urbanos y arquitectónicos.
‘Encontrando el camino’ -literalmente- hace referencia a la manera en que las personas nos desenvolvemos en un entorno. Y a la necesidad de que nos guíen por la ruta adecuada.
Su objetivo es crear buenos sistemas que nos indiquen dónde estamos, y nos ayuden a localizar y alcanzar nuestro destino desde esa ubicación.
El wayfinding abarca más que la señalética y señalización. Es una manera de organizar el espacio y darle un sentido para evitar la confusión, la desorientación y la ofuscación.
Su importancia es palpable en los lugares construidos para personas en tránsito. Pensemos, por ejemplo, en un aeropuerto.
Es un lugar desconocido donde debemos movernos con facilidad y rapidez -incluso sin entender el idioma-, entre mareas de gente.
Hay personas que no cogen un avión no por miedo a volar. Les angustia el aeropuerto. Perderse en ese espacio tan grande y no llegar a donde necesitan.
Otro espacio donde la orientación espacial juega un papel esencial son los hospitales y servicios de urgencias.
Recursos gráficos
En estos trabajos es fundamental la unión entre el estudio/ arquitecto que planea el espacio y el diseñador gráfico.
El proceso de organización y comunicación se centra en el usuario. Pero las herramientas y recursos gráficos no pretenden captarlo como consumidor -o anunciante-, sino facilitar sus movimientos.
No se trata, por tanto, de diseñar ‘señales’ o ‘cartelitos’. Tenemos que ponernos en su lugar para imaginarnos dónde está, qué quiere hacer, hacia dónde quiere ir. Así, podremos hacerle interactuar con ese espacio de manera eficiente mediante elementos visuales.
En este sentido, los elementos visuales –iconos, pictogramas,…- son el elemento principal. Por ello, debemos asegurarnos de que los usuarios comprenden su significado y le asignan la acepción deseada. Probablemente sea necesario realizar un test previo.
Hay que tener en cuenta que estamos hablando de espacios por los que se desplazan personas de diversos grupos culturales, sociales, capacidades, etc. Y el sistema de orientación debe incorporar soluciones para todos.
Por otro lado, un sistema de wayfinding tiene que diferenciarse del entorno –el recurso más empleado es el uso del color-. Y ser visto y localizado desde diferentes puntos.
Asimismo, sólo debe mostrar lo necesario y relevante para ese momento del trayecto, eliminando el ‘ruido’ y la información innecesaria.
Por último, no debemos olvidarnos de la competencia. Tenemos que emplear nuestros recursos creativos en identificar una marca y diferenciarla de las demás.
Tipografías de wayfinding
En un buen trabajo de wayfinding las tipografías cobran especial relevancia. No obstante, su papel es secundario.
Para mejorar la accesibilidad y dirigirse a todo tipo de personas, independientemente de sus capacidades e idioma, los textos suelen ser refuerzos de los pictogramas. Además, deben ser breves, para que se les pueda dar un gran tamaño dentro del rótulo.
La tipografía de estos sistemas debe facilitar la legibilidad, incluso desde largas distancias. Asimismo, hay que evitar confusiones entre letras, como la “a” con la “o”.
Una de las tipografías más icónicas es la Clearview. Fue creada específicamente por investigadores independientes para las autopistas interestatales de EEUU. Concibieron un nuevo tipo que proporciona mayor legibilidad del texto y reconocimiento de palabras.
Con la misma premisa trabajo Adrian Frutiger cuando en 1968 le encargaron crear la tipografía que lleva su apellido. Su destino era el nuevo aeropuerto Charles de Gaulle de París.
El objetivo era diseñar una tipografía moderna, que combinara con la arquitectura vanguardista del espacio. Pero que también se visibilizara desde lejos.